Aprende a regular el mundo emocional
¿Cómo regular tu mundo emocional? Sigue leyendo!
La sociedad ha creado una forma de relacionarnos desde la razón, restando importancia a las emociones y es más llegando a verlas como negativas, inútiles, inadecuadas o poco productivas, es evidente que vivimos en una sociedad de consumo, en donde se valora la eficacia y la productividad pero te has preguntado alguna vez ¿Para qué sirven las emociones? ¿Cuál es su función?
El niño hasta los 6 años aproximadamente, vive en el mundo emocional y se mueve por lo que siente, después comenzamos a desarrollar la razón y la lógica pero en ningún momento desaparece nuestro mundo emocional, de aquí la importancia de aprender y comprender lo que sentimos para evitar así problemas en el futuro de salud mental o incluso enfermedades, ya que podemos somatizar, todo aquello que escondemos o reprimimos.
Cuando somos pequeños recibimos mensajes como:
No tienes que estar triste
¡Deja de llorar que no es para tanto!
Tranquilízate ahora mismo que no soporto que te pongas así.
Si te has caído es por qué no has tenido cuidado, así que ahora no llores.
No tienes ningún motivo para estar enfadado
No tienes que tener miedo, así que déjate de tonterías.
Al final aprendemos que igual somos inadecuados y que tenemos que empezar a rechazar, negar y reprimir lo que sentimos para no sentirnos avergonzados cada vez que nos juzgan o nos llaman la atención.
Las emociones nos son buenas ni malas
Las emociones expresan algo de nosotros mismos, que pone en evidencia una necesidad concreta del ser humano, sin ellas no podríamos sobrevivir.
Se expresan a través del cuerpo, de los gestos, de la expresión de la cara, así como de lo que pensamos. Son reacciones instintivas para actuar ante diferentes circunstancias. Nos dan una referencia de lo que nos sucede en un momento determinado y nos aportan la energía necesaria para actuar en cada situación.
Cuando hemos sido acompañaos emocionalmente de forma sana aprendemos a regular nuestras mundo interno y sabemos calmarnos, pero en muchos casos esto no sucede así y tenemos comportamientos desregulados que nos lleva a juzgarnos a a proyectar en otros nuestro malestar.
La regulación emocional es una de las capacidades más directamente correlacionadas con el funcionamiento adaptativo y la salud del ser humano.
Cuando negamos y rechazamos lo que sentimos la consecuencia es no haber consolidad un sentido de merecer AMOR, por considerar que somos malos, inapropiados o incorrectos. Desconectando de las señales internas que nos informan de lo que necesitamos.
Surgen entonces distintos mecanismos de defensa en la forma en la que nos relacionamos con el mundo.
Según la Teoría Poligaval estos son los módelos:
- Nos regulamos a través del contacto social.
- Si no funciona, buscamos la seguridad que nos proporciona la figura de dependencia.
- Si falla, pasamos a defendernos a través de la activación del sistema nervioso simpático –basado en la lucha-huída.
- Si todo lo anterior falla, activamos el modelo más antiguo que es el de congelación.
En el caso de traumas por lo que la persona no es capaz de regular sus emociones es porque entra en un estado de amenaza constante.
Cuando estamos en un estado de amenaza constante lo que surge es:
- Estados de Hiperactivación. Produciendo síntomas de reactividad emocional, imágenes intrusivas, pensamiento obsesivo, temblor, desenraizamiento.
- Para después entrar en Estados de Hipoactivación (disociación-congelación):
- Síntomas de afecto plano,
- Dificultad para pensar y concentrarse,
- Entumecimiento,
- Colapso
Alternan entre estados de mucha desorganización bioquímica y mucha actividad y estados de anestesia emocional.
Cuando la estimulación interna esta fuera del rango de tolerancia del cerebro, éste no puede procesar debido a que el exceso de cortisol inhibe el hipocampo (área del cerebro límbico implicado en la simbolización y contextualización de la experiencia) .
Mindfulness nos enseña a auto regularnos y comprender mejor estos estados para llegar a calmar el sistema nervioso, consiguiendo aceptar nuestro mundo interior, reconociendo que no hay nada malo o inapropiado, si no una negación del sí mismo.
Consciencia plena), de la meta-reflexión sobre la propia experiencia. En mindfulness creamos la experiencia de ‘estar hoy en el presente y observando algo que viene de la historia. Un “Yo Observador” qué observa los procesos internos con aceptación, amor, apertura a lo que venga tal y como venga, y con curiosidad; sin expectativas y sin rechazo al “Yo Experiencia”. Implica la presencia en tu propia experiencia.
En este “estar presente en la propia experiencia” se contraviene la disociación y se promueve la “asociación”.
Como conclusión final quiero resaltar que el cerebro humano está programado para Integrar las experiencias y curarse a sí mismo, solamente necesita un ambiente que module y dosifique qué tipo de vivencias está maduro para ir manejando y digiriendo, y, al mismo tiempo, facilite los elementos nutrientes requeridos del entorno (un vínculo seguro, apoyador y estimulante, a veces nuevas informaciones,…). Adoptando a Winnicott, hablaríamos de un “terapeuta suficientemente bueno”que ayude a modular y a conformar la experiencia para re-coconstruir la historia.
Con acompañamiento podemos siempre aprender a regularnos y volver a conectar con el amor que somos.
“El sabio controla sin autoridad,
Y enseña sin palabras;
Él deja que todas las cosas asciendan y caigan,
Nutre, pero no interfiere,
Da sin pedirle,
Y está satisfecho.
Alcanza un estado de inacción
Tal que sin hacer nada, nada queda sin hacer”.
-Tao Te Ching.
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