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Entrenar la paciencia para una MENTE SANA

MENTE SANA

 

“Entrenar la paciencia para una MENTE SANA”

Entrenar la mente para mejorar tu atención sólo necesita de un tiempo diario en el que nadie te interrumpa y tener claro como llevar la practica a tu rutina diaria.

Cuando practicamos atención plena, cultivamos la paciencia hacia nuestra propia mente y nuestro propio cuerpo. Nos recordamos que no hay necesidad alguna de impacientarnos con nosotros mismos cuando encontramos que nuestra mente se pasa el tiempo juzgando, o cuando estamos tensos, nerviosos o asustados, o cuando practicamos durante algún tiempo sin aparentes resultados positivos. 

Cuando practicamos nos encontramos con que una de las actividades favoritas de la mente es vagar por el pasado y el futuro y perderse en pensar. Algunos de sus pensamientos son agradables; Otros dolorosos y generadores de intranquilidad. En cualquiera de los casos, el mero hecho de pensar, ejerce un fuerte tirón en nuestra conciencia. La mayoría de las veces nuestros pensamientos arrollan la percepción del momento actual y hacen que perdamos nuestra conexión con el presente.

La paciencia es una cualidad especialmente útil para invocarla cuando la mente está agitada y puede ayudarnos a aceptar lo errática que es, recordándonos que no tenemos por qué ser arrastrados en sus viajes. La práctica de la paciencia nos recuerda que no tenemos que llenar de ideas nuestros momentos para que se enriquezcan. En realidad, nos ayuda a recordar que lo que es verdad es precisamente lo contrario. Tener paciencia consiste sencillamente en estar totalmente abierto a cada momento, aceptándolo en su plenitud y sabiendo que, al igual que en el caso de la mariposa, las cosas se descubren cuando les toca.

Jon-Kabat-Zinn

La paciencia es una alternativa siempre posible ante la agitación y la impaciencia compulsiva de la mente. Si rascamos un poco en la superficie de la impaciencia, lo que encontraremos debajo, sutil o no tan sutilmente, es enfado, la intensa energía de no querer que las cosas sean como son y de culpar a alguien o algo por ello.

Esta no significa que no podamos ir deprisa cuando tengamos que hacerlo. Podemos incluso ir deprisa con paciencia, con atención plena y moviéndonos rápidamente porque hemos elegido hacerlo. La impaciencia tiene que ver con no aceptar que las cosas sean como son, no con la velocidad. La impaciencia habla el lenguaje de la resistencia y la inconsciencia; La paciencia el de la aceptación y la lucidez.

Sabemos que las cosas se despliegan según su propia naturaleza. Podemos acordarnos de eso y permitir que nuestras vidas se desplieguen del mismo modo.

¿Tienes la paciencia de esperar a que el lodo se asiente y el agua se aclare?
¿Eres capaz de permanecer inmóvil hasta que la acción correcta surja por sí sola?
Lao Tse

Presta atención a tus impaciencias. Mira a ver si te muestras impaciente contigo, con los acontecimientos o con los demás.

Observa cuando la detectes de qué está hecha tu resistencia a que las cosas “sean como son”.

Cuando aparezca la impaciencia, contempla desde el observador, deja que se posen en el fondo las impurezas para poder ver el agua con claridad. Recuerda que la mariposa, si no acepta su etapa de crisálida, nunca llegaría a ser lo que es.

Permite que las cosas sigan su curso y descubre en tu practica como al dejar ir conectas con la paz y la quietud confiando en que todo es tal y como tiene que ser.

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